Volví a casa casi de inmediato: le dije a mi tutor que aún me encontraba mal y me envió rápidamente a casa con el permiso de mis padres. Sinceramente no me encontraba del todo mal, no mentí, simplemente exageré.
Al llegar a casa dejé la mochila en mi cuarto y de un salto me tumbé en la cama.
Suspiré.
Me faltaba algo, notaba que no era un simple algo, era importante, lo necesitaba. Pero... ¿Qué era?
Volví a marearme, no veía con claridad los muebles de mi habitación. Cerré los ojos con intención de que se me pasase. Otra vez el vacío de esta mañana... Pero esta vez más fuerte. Intenté pensar en otra cosa, pero me dí cuenta de que mis recuerdos estaban borrosos. No le dí importáncia.
Acto seguido de adentrarme en mis pensamientos me acurruqué en mi misma mordiendome el labio.
En mis pensamientos se dibujaba el rostro de él, tan claro y preciso que por un momento creí que estaba ahí. Sus ojos verdes brillaban como la luz del sol mientras una cálida brisa me ruborizaba todo el cuerpo. Noté que mis mejillas ardían.
Volví a suspirar.
Era la primera vez que veía a ese chico, aunque tenía la sensación de que él había estado dentro e mis pensamientos. Tenía miedo, no lo conocía de nada y ya pensaba en él e incluso se me hacía casi imposible no pensar.
Todo había sido tan efímero... Quería volverlo a ver de la manera que fuese.
Un dulce escalofrío en mi nuca hizó que me revolviera entre mis sabanas.
Ahora si que el mareo había cesado.
Un chico moreno de ojos grandes de un verde claro estaba en frente mío mirandome con una mirada perdida. Sentí que mi corazón latía algo más de prisa que mi ritmo cardíaco habitual. Él no apartaba la mirada de mis ojos marrones y eso me incomodaba, en una situación normal hubiera apartado la mirada una y otra vez. El caso era que no podía apartarme de ellos, eran tan profundos... Tenian algo que me hipnotizaban. De repente el dió un paso hacia mí dubitativo y mi cuerpo reaccionó sobresaltandose. "no te acerques" pensé "si te acercas explotaré" pero no me salian las palabras, mi garganta se había resecado.
Siguió acercandose a mí hasta estar demasiado cerca. Entonces me estampo dulcemente contra la paret blanca de al lado de la ventana y su mano derecha la dejó apoyada en la paret, muy cerca de mi cara. Ssus ojos verdes, emitieron una espécie de destello un tanto familiar.
- Puedo tocarte- se limitó a decir nostálgicamente mientras con la mano que le quedaba libre acariciaba mis cabellos lisos. El fuego que sentía ardía con tanta intensidad que me dolía. El tacto de sus manos en mi pelo me irgió en un pequeño coquilleo en mi vientre como si fuera un tornado que arrasaba todo mi estómago. Con sus ojos aún fijos en mí, me acarció la nuca, hasta llegar a mi cara. Yo seguía sin poder hablar mientras él recorria con sus dedos todas las partes de mí cara: Rozó mis mejillas, mis ojos, mí nariz... Llegó a mis labios y los recorrio lentamente con un dedo. Primero el labio superior, después el inferior... Y sin darme cuenta tenía su cara rozando la mía, tanto que podía notar su respiración. Me parece que nunca he estado tan cerca de una persona. Bajé la mirada hasta encontrarme con sus labios, tan cerca de los mios que si se llegaba a mover un milímetro se rozarían. Su dedo aún jugueteaba con mis labios sin dejar de mirarme, eso me puso más nerviosa, seguramente estaría rojísima. Apenas podía respirar.
-Sara...- Pronunció mi nombre con una espécie de cariño que no pude evitar suspirar, el vacío y la sensación de echar en falta algo habían desaparecido desde el momento en que lo ví- ¿estoy soñando verdad?- su voz sonaba melancólica.
-A--qu--e te ref--ieres?- dije entrecortadamente ¿De dónde había sacado las fuerzas para hablar?
-Estoy soñando?- volvió a repetir.
¿Quién eres? ¿Cómo sabes mi nombre? ¿Te conozo? ¿Porque tengo la sensación de que no eres un extraño para mí? ¿Que son todas estas emociones?
Mi mente era una espiral de incertidumbre, tenía la intuición de que había algo que estaba pasando por alto. La questión era que solo era una intuición.
Como una bala se apató de mi con brusquedad. Me pareció ver que sus ojos se humedecian aunque no estaba segura.
-Es un sueño verdad? Lo sabía...
-¡No te entiendo!- No sé porque subí mi tono de voz, no era esa mi intención. Quizás el no saber y todas las emociones que me aniquilaban por completo habñian podido conmigo de tal manera que no me dejaban pensar con claridad.
Él se me quedó mirando y apartó la vista con agresividad. Creo que estaba apunto de llorar.
Entonces la puerta de la infermería se abrió y el automáticamente salió corriendo. La infermera entró.
-¿Cómo se encuentra?- me preguntó con cara de aburrimiento.
-Bien- Aún no tenia fuerzas como para hablar- Para.. donde ha ido el chico que acaba de salir corriendo de aquí?
-¿Qué chico?- me miró extrañada. No podía ser que no lo hubira visto, ¡Era imposible!
-Nada, nada, olbídelo- Salí de la habitación tambaleandome, me costaba hasta caminar con cordura. Seguramente la infermera pensaría que estaba loca o esque aún estaba grogui del desmallo.
Como dije esta mañana hoy era un día muy extraño, gris, melancólico. Pero lo más extraño son los latídos de mí corazón.