Siempre he tenido la mente en blanco. O al menos eso recuerdo...
La negror de la noche contrastaba con el mar rojo que tenía delante. La luna iluminaba mi cuerpo desnudo, dejandome ver cada trocito de mi alma. Empecé a jugutear con los dedos de mis pies mientras la arena se infiltraba en ellos. ¡Qué sensación tan agradable! Podía escuchar el sonido de las olas estanpandose contra las rocas, el ajetreo del viento que movía árboles que habíab detras de mí. Estaba como en una isla paradisíaca, de aquellas perdidas en el inmenso océano.
Derrepente, a lo lejos, un destello verde me hace captar la atención. ¿Qué es? Como hipnotizada, camino lentamente hasta ese resplendor, este se va haciendo cada vez más inmenso. Otro destello. Todo se vuelve oscuro. No hay nada. La luz verde sigue resplandeciendo. Apreto los ojos para conseguir definir la forma de aquella estraña luz. Eran dos ojos verdes como la esmeralda que me observaban. Unos ojos almendrados que se iban haciendo más y más grande por encima de la oscuridad... Y...
Pipipipipipipip...
El sonido del despertador retumbó por toda mi habitación. Me quedé un buen rato sentada en la cama sin hacer nada hasta que asimilé mi situación. Miré de reojo el reloj, buscando ayuda. ¿Qué día era? El aparato marcaba: "Lunes 9.12.08 7:30 AM". Oh no... ¡Detestaba los lunes! Me levanté de un salto y como una marioneta, busqué unos tejanos dentro del armario. Todo era tan mecánico... Parecía un robot que tenía programado cada gesto que debía hacer. Cuando terminé de vestirme salí de mi habitación y me dirigí a la cocina. Mi madre trabajaba hoy por la mañana, por lo tanto estaba sola. Cojí el paquete de cereales de la estantería que había encima de la nevera junto a un vol. Despés fuí a la nevera para cojer la leche.
Me comí el desayuno con desgana. Tenía sueño, quería volver a la cama y soñar... No me acordaba de lo que había soñado hoy. Hice un esfuerzo pero no logré ningún buen resultado. Resignada, suspiré y limpié el vol. Al acabar, volví a mi cuarto para cojer la mochila yhacer la cama. Hoy tendría un día pesimista, de esos que no sabes porque pero parece que todo se derrumbe a tus espaldas.
De camino a mi rutina diária me encontré con la señora Angeles, muy amiga de mi madre. Me saludó e hizo un gesto como para querer entablar una conversación, pero como hoy no estaba como para conversar ignoré su gesto y seguí caminando.
Seguí travesando las callejuelas vacías y desiertas de todas las mañanas. Me pesaban los ojos y ahí solo se respiraba humo. Todo el paisaje me parecía grís, ese tan claro que te dan ganas de salir corriendo sin ningún camino previsto. Entonces, en un intento de salir corriendo, encontré una espécie de papel tirado en el suelo. Un impulso de curiosidad me atravesó. Recojí el papel y lo desdoblé. Era como una carta. Parecía que la llúvia había hecho inleibles algunas palabras:
Querid......
espero.......isculpas. Ser fuertes, Usted, y sobretodo ........a. Lo siento m......., haré todo lo que pueda por vos...........
No parecía una carta alegre. Me la quedé mirando unos segundos y me la guardé en el bolsillo de la chaqueta. Sentía una sensación estraña, como si aquella carta fuera mi... ¿Esperanza?
Sinceramente, hoy era un día muy raro.
Continuará...